viernes, 16 de octubre de 2009

Una de cuentos II

Bueno, tal y como os dije ayer, me dispongo ahora a dejaros la segunda remesa de cuentos de Juan de Timoneda. Espero que os hayan gustado los dos anteriores y que ahora disfrutéis con estos. Sencillos, breves, llenos de picardía y con una sabiduría popular recogida también en muchos dichos y refranes de nuestra geografía. Allá van.

CUENTO LII
"Comiendo un capellán en una aldea un pichón asado, rogábale un caminante que le dejase comer con él y que él pagaría su parte; y, no queriendo el otro, el caminante comía su pan a secas, y después dijo:
- Habéis de saber, reverendo, que vos al sabor y yo al olor, los dos hemos comido pichón, aunque no queráis.
Respondió el capellán:
- Pues si eso es así, quiero que paguéis vuestra parte del pichón.
El otro que no y él que sí, pusieron por juez al sacristán de la aldea, que estaba presente, el cual le dijo al capellán que cuánto le había costado el palomino; dijo que medio real; mandó que sacase un cuartillo el caminante, y el mismo sacristán tomó la moneda y, haciéndola sonar sobre la mesa, dijo:
- Reverendo, daros por pagado con el sonido, así como él de la comida se conformó con el olor.
Dijo entonces éste:
- ¡A buen capellán, mejor sacristán!"

CUENTO VIII
"Sabiendo Dionisio, el Tirano, que, por ser tan cruel, todos le deseaban la muerte, y que sólo una vejezuela rogaba por su vida, se maravilló de ello, la mandó traer ante sí y le preguntó cuál era el motivo que la hacía rogar por su vida. Respondió la abuela:
- Has de saber, Dionisio, que, siendo yo moza, tuvimos por señor un cruel y tirano; rogué a Dios por su muerte, y murió; después tiranizó nuestra tierra otro mucho peor y, rogando que Dios le llevase, también murió. Ahora has venido tú, que eres mucho peor que los dos de antes. Tengo miedo de que, si mueres, venga otro todavía más malo; por eso ruego a Dios que te dé vida y te sostenga por muchos años".

jueves, 15 de octubre de 2009

Una de cuentos I

Epa, ¿cómo anda la cosa? Pues por aquí estamos. Después de crear mi blog y escribir mi primera entrada, lo he dejado un poco abandonado una pequeña temporada. Desgraciadamente creo que esta va a ser una constante en El jardín de Minguito porque, mira tú que gracia, la constancia no es una constante en mi persona humana con esfuerzo.
Bueno, estos días en clase de Literatura estamos viendo el Siglo de Oro de las letras españolas. Lope de Vega, Miguel de Cervantes, Calderón de la Barca..., y otros autores bastante menos conocidos. Entre ellos, Juan de Timoneda. Resulta que estos días, un poquito cansado ya de leer teatro en la cama antes de acostarme, cogí un libro titulado Joyas del cuento español. Y..., tate, ahí estaba nuestro amigo Timoneda.
"Este escritor y dramaturgo español fue autor de las comedias 'Turiana', 'Filomena', 'Rosalina y Aurelia' y del libro de cuentos 'El patrañuelo', primera colección de este estilo que, a imitación de las de Italia, se escribió en España". Así presenta a nuestro protagonista el editor de la selección del Reader's Digest que cayó en en mis manos y que ahora paso a compartir con vosotros. Hoy os colgaré algunos relatos y en próximas actualizaciones dejaré el resto. Veréis que son historias cortas, en las que se cumple a la perfección la máxima que dice que si lo bueno es breve, dos veces bueno.

CUENTO XIII
"A un cierto viejo avergonzábanle los muchachos con cierta cosa que le decían. Y él, astutamente, por conseguir que los muchachos no se la dijesen, compraba confites y, encontrándose a quienes se la decían y de momento no se acordaban de ello, les daba confites diciéndoles:
- Hijos, tomad , para que me digáis eso que me soléis decir.
Pero de allí en adelante ya no repartía más golosinas, y al encontrárselos decía:
- Hijos, ¿por qué no me decís lo de antes?
- No se lo diremos si no nos dáis confites: ¿pensáis que somos bobos?
Y de esta manera hizo callar a los muchahos, que tanto lo agobiaban".

CUENTO XXXI
"Como fuesen azotando a un ladrón, y rogaba al verdugo que no diese tanto en una sola parte, sino que mudase el golpear, respondió el ejecutor de la ley:
- Callad, hermano, que todo se andará".